No se puede afirmar que me engañaba cuando me mentía
y desde el primer día tuvo la cobardía de avisar.
Quien tiene siete vidas y dos ojos de gato callejero no se va con cualquiera.
De su noche se espera un broche de promesas incumplidas.
Mejor no equivocarse no me pidas jamás lo que no doy
ya sabes cómo soy y si quieres me voy dijo cuando acabo de desnudarse.
¡Cómo voy a saber si me engañaba cuando me mentía!
Maestro en confundir al diablo y al rey de los altares,
me citaba en los bares con fuegos malabares y luego se olvidaba de acudir
Callado por respuesta cuando jugué al dolor de corazón su boca
era un buzón de voz sin compasión dormido hasta la hora de la siesta
Se llamaba ironía y no puedo jurar que me engañaba cuando me mentía.
Ya ves, llegar a fin de mes no era firmar un parte de sucesos,
se trataba más bien de envejecer huérfana de sus besos
con fantasmas que aprenden acrecer, abrazos que se mueren por volver.
Me gusta imaginar que me engañó cuando se despedía.
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